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Periodismo | Cuánto nos cuenta un titular

 Alejandra G.N. | S.C. de Tenerife 


Como diría Rajoy “somos sentimientos y tenemos humanos”. Es muy difícil separar a la persona del periodista y viceversa. Todos tenemos nuestras creencias, afinidades, opiniones… sesgos, en definitiva. Eso no debe impedir que mostremos la realidad cómo es. A veces, ya desde el titular se dejan entrever esas conexiones de una forma perjudicial para el lector. Hace un tiempo explicamos la importancia de redactar un buen titular y los tipos que hay. Si es un titular de una información debería aportar los datos necesarios y no confundirnos, a la vez que crea el interés necesario para que se siga leyendo.

La lectura de solo titulares es cada vez un hábito más habitual. ¿Os suena el clickbait? Este es su origen. Los medios para conseguir que leamos el texto completo (y se sume una visita más) crean títulos que nos cuentan lo justo para generarnos curiosidad, aunque, muchas veces, el contenido no tenga nada que ver con esa pregunta inicial. Un ejemplo son los típicos “no te vas a creer lo que pasó”, quizá más frecuentes en nuevos medios, o los “alguien muy famoso se ha divorciado” de los programas sensacionalistas. Estos se pueden identificar por no contarte nada, te crea una pregunta que no puedes resolver sin entrar al contenido. Su uso se puede entender por la alta competencia que hay en Internet. Si se usan de forma responsable y sin abusar de ellos pueden ser un recurso para llamar la atención. Pero, es indispensable que, al menos, la pregunta halle respuesta. Si no se consigue un click, no un lector habitual.

Frente a ese tipo de cebo hay otros titulares que pueden ser más peligrosos. Aquellos que nos cuentan la verdad a medias o nos intentan dirigir hacia una determinada opinión. Son los titulares con sesgos. Un caso clarísimo lo encontramos cuando leemos “una mujer muere a manos de su pareja”. ¿No falta algo? ¿La mujer ha muerto o ha sido asesinada? La problemática de la violencia de género sigue necesitando ser visualizada. No mencionar directamente el hecho de que una mujer ha sido asesinada nos lleva a pasar por alto datos muy relevantes. Para personas no sensibilizadas ayuda a seguir ignorando lo que sucede.

Otro caso sucede cuando relacionamos hechos de forma innecesaria dando a entender las relaciones que nos interesan. Hace poco se publicaba este titular: 

 

“Fallece por covid un policía de Málaga tras participar en Gran Canaria en el dispositivo de llegada de migrantes”.

 

¿Cuál es la relación entre el fallecimiento y los migrantes? ¿Se sabe si se contagió en Gran Canaria? Eso no nos lo dice el titular y, sin embargo, une ambos hechos. Muchas personas están aprovechando la llegada de migrantes a las Islas para generar odio hacia ellos. Con este titular se ayuda a favorecer esa opinión negativa. Ese dato solo debería estar incluido en el cuerpo de la noticia sí de verdad es relevante, lo cual a priori no lo parece. Esto ocurre también de forma sutil cuando al indicar que se ha cometido cierto delito se incluye la nacionalidad de la persona como algo destacado.

Es responsabilidad del periodista evitar esas confusiones. El lector también debe poner de su parte. Aprender a distinguir cómo un titular juega con nosotros nos ayudará a evitar que nos pueda llegar información parcial o interesada. La mejor opción es leer el texto completo pero ante la imposibilidad, al menos, debemos saber identificar las disfunciones mencionadas.

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